EL «MUNDO» DE MARTA TIMÓN

Buscar la ubicación para una exposición no es fácil: elegir los cuadros, los tamaños, texturas y materiales, los colores. Tanto arte como la propia obra. Encontrar el lugar que huela a tierra, a mar; integrar en ese espacio cada una de las piezas como si la arena y el agua medraran e hicieran la obra suya. Porque tanto el agua, como el mar, como la propia naturaleza la encontramos en la obra de Marta Timón. Quizás el caprichoso destino quiso que su propio apellido la llevara de la mano hasta ese Cornualles y le hiciera vivir sintiendo las mareas, vivir a pesar de ella y vivir con ellas. Su timón la ha guiado hasta los elementos marinos que son protagonistas de esta exposición.

Dividida la exposición en tres partes, en la primera parte, “Mundo” encontramos elementos separados en mitades que representan lo que forma parte del ser humano: un faro, una sirena, un Kraken (un calamar gigante) y un ancla. La naturaleza como esencia humana. La perfección de lo creado unido a los miedos humanos sobre el control de lo que le rodea; y es la propia naturaleza la que le recuerda que todo perece. El faro que guía, que alumbra y permite llegar a buen puerto. Ese puerto que es la serenidad; el ancla que nos ayuda a salvarnos en la tormenta y nos ancla a la calma. En los extremos de esas mitades está el kraken, que forma parte de la mitología escandinava, en color rojo, color de la violencia, el ego, la parte oscura que subyace de cada uno de nosotros, y que con sus tentáculos quiere atrapar todo. En el centro está el faro, en color morado, color de la espiritualidad. Con un ojo enorme, el ojo de la conciencia, de la introspección, siempre presente en su obra. La parte femenina Marta la busca en la sirena, en color verde, el color de la naturaleza, de los ciclos vitales, del resurgir de nuevo. Evita toda demonización que ha rodeado a esta figura a lo largo de la historia, “representa las emociones, el poder y la ferocidad de la independencia, la rebelión del espíritu”. Su significado es tan profundo como el poder femenino de las aguas. Trazadas en acuarela, la expresión que juega con el agua, aceptando su movimiento, “no somos la rabia ni la luminosidad, somos todo, es la esencia del mundo”.

La segunda parte, titulada “Espejos”. Representa la dualidad de la propia Marta, de formación “formal” bióloga, y espiritualmente artista. La imagen que da color al cartel de la exposición, “la ballena con la flor de la vida”, unidas en una Geometría Sagrada. En su unidad están en paz y forma parte del todo. Flanqueando la ballena coloca dos parejas que representan la búsqueda de uno mismo en los demás, por eso al observarlos no se sabe dónde empieza uno y dónde termina otro. El desasosiego del otro, de la búsqueda al deshacer el nudo. “Geometría Imperfecta con toques cubistas”, cuando la búsqueda se hace desde fuera y no hacia uno mismo.

La tercera parte, “Las Rupturas”. Hay una técnica japonesa, Kintsugi, que repara las grietas con oro, fortalece lo frágil con la belleza del oro. Marta nos habla de hacer algo nuevo con los pedazos, darle una segunda vida a los objetos rotos, porque siempre hay cicatrices detrás de las rupturas que endurecen el material y lo convierten en algo bello, y eso es lo que ha hecho Marta, fortalecer lo que estaba hecho añicos y convertirlo en arte. A ella el surf le cambió la manera de pensar, su conexión con la naturaleza, con el mar; de ahí que nos encontramos con dos tablas de surf a las que les ha dado una segunda oportunidad. Vuelve a estar presente la sirena pero esta vez como símbolo del disfrute de su propia sensualidad. También unas tablas de skate que estaban rotas, siguiendo con la búsqueda de la belleza de las almas heridas. Hace un homenaje a Bernini, una escultura del artista barroco que expresa el horror del sufrimiento, “Anima Dannata”; buscar la belleza en el todo; sea bello, esté roto o esté deforme. “Todos estamos rotos y somos hermosos”. Marta nos ofrece una visión vitalista de la vida, llevando a cuestas todo lo que nos ha hecho llegar hasta donde estamos, porque nadie está libre del dolor. Cada uno busca su puerto, su ancla y su faro, porque el kraken lo llevamos internamente. Las segundas oportunidades y el reflejo de lo que hemos sido y tenemos que ser, llevados desde una visión tranquila y en paz, con sosiego; sin ser abrupta en las imágenes y los mensajes. Las lecturas son individuales.

María Luisa García Castañeda

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